domingo, 10 de julio de 2011

Lima Calcinada

Por: Lenin Grandez Guevara

Una vela significa luz y esperanza. Una vela simboliza la iluminación, la fe y hasta la vida. La simbología de una vela, en Lima, ya tuvo que modificarse hace mucho. Una vela es ahora una de las mayores provocadoras de incendios en nuestra capital además de los cortes circuitos.

“Callao: murió niño de dos años tras incendiarse su casa”, es un titular bastante conocido dado los continuos incendios producidos en la ciudad;  “…las llamas iniciaron al caerse una vela que se encontraba en el cuarto del menor, quien se escondió debajo de su cama al ver lo que ocurría. Su familia no contaba con electricidad, por lo que siempre habría recurrido a usar velas para iluminarse durante las noches”, publicó el diario El Comercio hace  dos semanas, luego que ocurriera la desgracia.

Lima es una ciudad bastante grande. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), Lima Metropolitana cuenta con ocho millones 291 mil habitantes en los 43 distritos que la integran, por ende no es una sorpresa enterarnos de algún incendio aislado. De acuerdo a estadísticas proporcionadas por el Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú (CGBVP), durante el año 2010 se registraron 6,630 incendios en Lima y Callao, cifra superior a la registrada en el 2009 en la que se produjeron 6,249. Aquellas cifras sí sorprenden.

El miércoles pasado, mientras  la leve llovizna caía en todo Lima, de un restaurante, a dos cuadras de la Plaza dos de Mayo, un pestilente humo gris subía para juntarse con el insano esmog que desluce nuestra ciudad.  Esta vez, la fuga de gas en un restaurante provocó su casi completa destrucción. Afortunadamente no hubo pérdidas humanas ni heridos. Esto ocurrió a las diez de la noche, mientras el personal del restaurante  hacía limpieza para luego cerrar.

A este paso y sin fuertes campañas de educación, prevención y fiscalización de conexiones de luz clandestina, Lima se carbonizará sin mayor reparo.

LA LLUVIA ASESINA

Un razonamiento apresurado es creer que a más lluvia menos incendios. No es una contradicción y Lima en estos días es el mejor testimonio de lo afirmado. Esta semana nuestra capital tuvo por bien (o por mal) pertinaces lloviznas que formularon una serie de complicaciones a los ciudadanos. Los mayores estragos son el registro de cuatro a cinco incendios por día, según el (CGBVP). Los incendios son provocados por corte circuito.

Al respecto, Jorge León Prado, director de Comunicaciones del CGBVP, informó que dichos incidentes se vienen produciendo constantemente en estos días. “Los cortocircuitos suceden por conexiones eléctricas precarias, con cables al aire y sin adecuada protección”, refirió.

Al tratar sobre los incendios en Lima es ineludible recordar su máxima expresión: el incendio de Mesa Redonda. Una espantosa carbonización ocurrida el 29 de diciembre del 2001 en el centro de Lima y que dejó un saldo de 291 muertos y centenares de heridos. La mayoría de las víctimas pertenecían a los millones de pobres marginados que diariamente salen a las calles de las ciudades peruanas a ganarse unos cuantos centavos o a comprar productos clandestinos baratos.

De no ser porque Dios es electricista y además es peruano, los limeños estarían diezmados por las llamas. Pero ojo con esto: las velas son sagradas al igual que la lluvia, así que no esperemos mucho del creador del agua y de las llamas.